Inauguración: sábado 20.05.23
19:00h
Sala C

 

¿Puede una imagen cansarse de ser usada?
Qué herramienta más noble la copia, ¿no? Cuán popular y anarquista es su espíritu, al volver accesible lo que para la mayoría no lo es.
Pero la palabra y la imagen son de un orden de lectura muy diferente.
Recuerdo infinidad de veces leer los textos y al momento de observar las reproducciones recurrir a mi imaginación para interpretar aquellas manchas de toner negro.
¿Cuánto importa la referencia si esta se perdió totalmente?
Imágenes familiares y ajenas en igual proporción.
Sin desistir intento concentrarme, como cuando miraba la televisión con lluvia en la pantalla, para descifrar aquello que no puedo ver pero que sé, con demasiada certeza, que está ahí, viviendo detrás de todo el ruido.
Finalmente, me doy por vencida y me pierdo en la áspera vibración de la imagen.
¿Qué sucede ahí, donde ya no podemos ver nada?
Me siento expulsada y acogida al mismo tiempo por ellas, y esa contradicción se siente bien.
¿Escuchan al tiempo crujir?
Pensar en estas imágenes de apuntes universitarios que Manuel y Nicolás conservaron de su trayecto académico sumado a la decisión de nombrar a esta muestra Lenguaje Visual me llevó a recordar mi propio tránsito.
Para el último trabajo del segundo año de Lenguaje Visual fui a una fotocopiadora pequeña con un reloj de pared que me prestó una amiga y le pedí al chico que me atendió que le haga fotocopias una y otra vez durante un minuto.
La operación, su ejecutor, y la técnica eran las mismas, la imagen no.
En la repetición hay cambio, fue su título. Desde ese entonces y en diferentes situaciones de mi vida esa frase ha aparecido en mi cabeza cual mantra.
Al año siguiente, y hasta el día de hoy, tuve la suerte de comenzar a dar clases en dicha materia y casi diez años después casualmente estoy acá escribiendo este texto para esta muestra que lleva su nombre. Una muestra que quizás, sin saberlo, he visto una y otra vez. Que tal vez haya existido accidentalmente en la arbitrariedad en la que las imágenes abandonadas entre caracteres de textos conviven casualmente en una mesa de estudiantes.
Vuelve a mí esa sensación de que de algún modo todo siempre se repite y aún así, siempre cambia.

Lucía Delfino

 

Nicolás Martella (La Plata, 1978). Vive y trabaja en Buenos Aires. Se formó con Ataulfo Pérez Aznar, Juan Travnik y Gabriel Valansi. Participó del Laboratorio de Cine de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), a cargo de Martín Rejtman y Andrés Di Tella. En 2014 realizó una residencia en Arteles Creative Center, Haukijärvi, Finlandia. Exhibiciones individuales: Nueva economía (2021) Galería Isla Flotante; La realidad de la luz (2018) Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti; El día es un atentado (2016) y Slideshow (2013) ambas en Galería Isla Flotante; Contemporáneas (2007) Fotogalería del Rojas; Estilo e iconografía (2021) Quimera galería (en colaboración con Manuel A. Fernández). Desde 2004 participa en exhibiciones colectivas en Argentina y en el exterior. www.nicolasmartella.ar

Manuel A. Fernández (Buenos Aires, 1976). Participó de talleres y clínicas con Gabriel Valansi, Rosana Schoijett, Carla Barbero, Javier Villa y Diana Aisenberg, entre otrxs. Expuso sus obras en museos, galerías y ferias de Argentina y el exterior. En 2014 participó de la residencia Nido Errante. Recibió distinciones en los concursos de Metrovías, Fundación Lebensohn, Museo Caraffa, Fundación Klemm, Banco Nación, Arte X Arte y en el Premio RFI-Radio Cultura al fomento de las artes, Concurso Nacional de Artes Visuales UADE y XVI Salón Nacional de Arte Contemporaneo de Tucumán, entre otros. En el año 2014 obtuvo el primer premio de fotografía en el Salón Nacional de Artes Visuales, en el año 2021 el primer premio en el 51° Salón de Artes Visuales Félix Amador y en el año 2022 el Premio Estímulo Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe del 99 Salón de Santa Fe junto a Nicolas Martella. www.fernandezmanuel.com.ar

Sábado 15.04.23
19:00h
Sala C

 

El proyecto de esta muestra surgió el año pasado cuando Fernando Davis donó a la Coordinación de Derechos Humanos de la Facultad de Artes algunos de los afiches de Juan Carlos Romero. A todxs nos entusiasmó la posibilidad de exponer la potente obra de este artista, una producción polifacética y definitivamente política.

Romero, quien había estudiado y trabajado como docente en nuestra Facultad, fue dejado cesante en 1975 por su militancia política y gremial y en 1977, durante la dictadura, debió exiliarse en Honduras. Cuando regresó a Argentina abrazó la causa de los derechos humanos y no dudó en comprometerse con la lucha de los Organismos aportando su obra poderosa y callejera. En 2011, como un gesto reparatorio, la Facultad de Artes le restituyó su cargo, nombrándolo Profesor consulto. Desde la Coordinación también reivindicamos su trayectoria artística y militante a través de Bitácora homenaje, un ejercicio en redes que realizamos en época de pandemia.

En el marco del Mes de la Memoria que impulsa la UNLP y en el año en que se cumplen 40 años de vida en democracia, esta muestra resulta oportuna y necesaria porque la práctica artística de Juan Carlos Romero actualiza el ejercicio de la memoria y nos motiva a reflexionar sobre nuestro presente. Muchas de las inquietudes y preguntas que atraviesan su obra siguen aún esperando respuestas.

Coordinación de Derechos Humanos de la Facultad de Artes

 

Entre 1956 y 1963, en paralelo a su trabajo en la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel) y a una activa y sostenida militancia en el gremio de los telefónicos, Juan Carlos Romero estudió Grabado en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), institución en la que, años más tarde, se desempeñó como profesor titular e impulsó la sindicalización de sus docentes.[1] A contramano de una tradición gráfica anclada, en esos años, a rígidos protocolos técnicos y artesanales, Romero hizo del grabado un espacio de experimentación e imaginación política, a través de medios como el esténcil, la fotocopia, la fotografía, el afiche tipográfico y la apropiación y montaje de imágenes masivas. Desde la exploración del potencial múltiple de la obra impresa y la utilización de tecnologías e imágenes marginadas por la gráfica artística canónica, el grabado constituyó una plataforma de invención poética y crítica que desbordó sus marcos disciplinares institucionales e impulsó nuevas estrategias de comunicación con el público -contrarias a los rituales de exhibición de la obra única y al orden estable de sus circuitos privilegiados-, en la apuesta por incidir en su presente, para transformarlo.

Romero concibió al grabado como un medio popular, un arte grupal desde donde articuló y movilizó numerosos proyectos colectivos, desde demostraciones didácticas en plazas, fábricas y centros barriales (con Arte Gráfico-Grupo Buenos Aires) a “pegatinas” de afiches y otras formas de acción gráfica callejera (en grupos como Escombros, La Mutual Art Gentina, Artistas Solidarios y la RedCSur), desde exposiciones con fotocopias (las convocatorias a Gráfica alternativa, que impulsó con Fernando “Coco” Bedoya entre 1987 y 1995) a publicaciones experimentales colaborativas (las revistas de poesía visual 2 de Oro y La Tzara, que editó con Hilda Paz desde 1997).

Las “muestralibros” fueron uno de los muchos dispositivos colectivos en los que Romero se involucró, como organizador (junto a otros artistas) y participante. Se trató de una modalidad de exposición-publicación convocada a partir de una consigna o llamamiento políticos, que circuló, en muchos casos, en ediciones fotocopiadas y anilladas. La primera muestralibro, titulada No al indulto, obediencia debida y punto final, en repudio a las leyes de impunidad, se presentó en diciembre de 1989, inaugurando un formato colectivo que se prolongó en nuevas convocatorias.[2] La publicación Veinte Años. 1976 – 1996, cuya consigna fue “361 imágenes contra los crímenes de ayer y de hoy”, se expuso el 21 de marzo de 1996 en la Plaza de Mayo, durante la ronda de las Madres y, a lo largo del año, en diferentes universidades públicas.

Muestra gráfica colaborativa a la vez que publicación, suerte de archivo ambulante y artefacto expositivo que podía mostrarse en cualquier espacio (centros culturales, librerías, universidades, plazas), las muestralibros diagramaron, en la circulación multiplicada de su cuerpo heterogéneo de imágenes y textos y en su montaje abigarrado en ámbitos no artísticos, un modo de acción y una trama de afinidades afectivas y políticas.

Romero realizó sus primeros afiches tipográficos (medio que llamó coloquialmente “xilografía industrial”) en 1964, como parte de su militancia en la lista opositora del gremio de telefónicos. Casi diez años más tarde, en 1973, volvió a utilizar este recurso en su instalación Violencia, presentada en el Centro de Arte y Comunicación de Buenos Aires (CAyC). Allí realizó un complejo montaje con textos tomados de diferentes publicaciones y fotografías y titulares del semanario sensacionalista Así, y cubrió las paredes y el suelo de una de las salas con afiches con la palabra VIOLENCIA, impresa en una tipografía muy utilizada en las películas de cowboys.

Pero es a partir de 1995, en un contexto atravesado por el desguace del Estado, la desindustrialización, el deterioro laboral y la creciente crisis social como efecto de las políticas neoliberales, que Romero hizo del afiche tipográfico un medio extendido en su obra. Ese año participó con una instalación gráfica, titulada La desaparición, en Todos o Ninguno, convocatoria del grupo Escombros (que él mismo había integrado entre 1989 y 1993) a ocupar, durante una única jornada, una calera dinamitada en Ringuelet. Romero también repartió afiches entre los asistentes, una práctica que será habitual desde entonces en sus intervenciones gráficas.[3]

El afiche tipográfico (un dispositivo popular, mural y callejero, de bajo costo y de rápida impresión) se inscribía en una constelación de prácticas y medios alternativos como el esténcil, el libro de artista, la poesía visual, el arte correo, las muestralibros. Es posible pensarlo en los mismos términos en los que Romero se refería, unos años antes, al uso de la fotocopia en el grabado, caracterizándose como una “forma ‘subalterna’ de la actividad artística”.[4] Las “fallas” en la impresión, la porosidad de la imagen, el estallido del grano, conformaban, en sus palabras, una estética de la imperfección,[5] una suerte de gráfica salvaje (indisciplinada, indomesticada) que, junto con desafiar los límites del arte, llamaba a desarmar críticamente los órdenes de sentido y las hegemonías visuales con que el neoliberalismo administra, por la vía de las imágenes, subjetividades, cuerpos y formas de vida.[6] En la doble apuesta por desbordar los cauces institucionales del arte para expandirse en la trama de la ciudad y por hacer ingresar en los espacios artísticos el espesor conflictual de los signos y tránsitos de la calle, la gráfica salvaje de Romero hizo del desacuerdo una estrategia desde donde agitar la invención de sentidos críticos para el presente y contribuir a imaginar horizontes sensibles y políticos por/venir.

Fernando Davis

 

[1] Fue profesor titular de las cátedras Teoría del Arte (desde 1970) y Grabado (desde 1971). En 1974, un año después de que la Escuela Superior adquiriera la categoría de Facultad de Artes y Medios Audiovisuales, Romero fue elegido delegado gremial de la Asociación de Trabajadores Universitarios Docentes e Investigadores (ATUDI). Ese mismo año asistió, en representación de la Facultad, al “Segundo Encuentro de Escuelas de Cine Universitario”, en Vaquerías, Córdoba.

[2] Participaron 80 artistas, entre quienes se encontraban, además de Romero, Fernando Bedoya, Remo Bianchedi, Elda Cerrato, Diana Dowek, Emei, León Ferrari, Graciela Gutiérrez Marx, Susana Lombardo, Liliana Maresca, Luis Felipe Noé, Margarita Paksa, Ralveroni, Graciela Sacco, Daniel Sanjurjo, Marcia Schvartz, Edgardo Antonio Vigo, Teresa Volco, y los grupos CAPaTaCo (Colectivo de Arte Participativo Tarifa Común) y Escombros. Se editaron 150 ejemplares que fueron distribuidos entre los organismos de derechos humanos, los artistas participantes, bibliotecas y prensa. La muestralibro tuvo lugar en diciembre, en el Foro Gandhi.

[3] En 1990 el grupo Escombros (entonces integrado por Horacio D’Alessandro, Luis Pazos, Héctor Puppo y Romero) había participado en el encuentro TOMARTE en Rosario, con afiches tipográficos, pegados en los muros de la ciudad, con la leyenda “Ay, Patria mía”.

[4] Juan Carlos Romero, “Para una definición de la gráfica alternativa”, Gráfica alternativa. Artistas con fotocopia, cat. exp., Buenos Aires, Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, 1988.

[5] Íd.

[6] La idea de una “gráfica salvaje” deriva del título Informe salvaje, una hoja impresa por fotocopia, cuyo único número Romero publicó en mayo de 1985.

Inauguración: sábado 04.03.23
19:00h

Del 04.03.23 al 24.06.23
Vidriera Bicentenario

 

 “Una vez amé a un hombre que era muy parecido al desierto, y antes de eso amé el desierto. No era por cosas concretas, sino por el espacio entre ellas, por esa abundancia de ausencia, esa es la atracción que ejerce el desierto”.
Rebecca Solnit

 

Sobre balsas circulares construidas con neumáticos brillantes se alzan como montañas seres suspendidos en el tiempo que cargan fragmentos de paisajes perdidos. Es un naufragio y ellos son los sobrevivientes. Orantes de arena, hueso, caracoles y alas. Seres fosilizados que lograron cargar con la belleza que quedaba e inmunizarse para lograr que los dioses los escuchen.

Entre la horizontalidad del océano y la verticalidad de las obras, la escultora María Causa construye una nueva coordenada donde la esencia se cristaliza a la vez que el espacio se abre. La artista despliega un territorio oceánico. Algo resiste con la fuerza cósmica de los brotes vivos y los minerales indestructibles. Algo detona cuando se rompe el borde conocido y nadamos entre la incertidumbre y el desamparo. Una vez abiertos los diques, el agua fluye y sólo sobrevive lo que el tiempo habilita. La política de la protección se evapora y se escuchan los ruegos petrificados en el océano de la memoria. “El náufrago está a la deriva. Todos somos, inevitablemente, náufragos de algún acontecer. La deriva es el tiempo”, dice la artista.

Una intersección entre agua y arena, entre budas y pájaros, cuernos y caracoles, da lugar a una arqueología poética que se entrega al tiempo como una ofrenda. Como en todo naufragio, algo se perdió y algo se ganó. Algo resiste con la energía imantada de la vida cotidiana, del amparo doméstico. Algo detona cuando se rompe el borde conocido. En ese contexto de caos y devenires, la artista propone una velocidad circular, donde la luz guía a los náufragos y se erige como brújula. María Causa construye una religión pagana, olimpo que constela y ampara en medio de la desesperación del movimiento permanente.

Una mirada aérea de los náufragos nos revelaría cuernos como antenas coronadas, huesos como árboles, seres devenidos dioses, sacerdotisas mineralizadas que cobijan a través de su belleza.

Ya no hay minotauros ni sirenas. La artista derritió las gárgolas, deconstruyó posibilidades y les regaló orejas de conejos, cabezas de ciervos, cuernos alargados con forma de huesos alados en cuerpo humanos. Los pájaros anidan en ese ritmo congelado que ofrecen Las orantes y El osamentero, seres hechizados que esconden en sus túnicas herramientas de la vida cotidiana, sepultadas por la ausencia. Cacerolas , guantes, cucharas, palas, cepillos. No pueden usarlos: tienen sus manos suspendidas. Tienen su energía femenina ocupada canalizando curaciones, cristalizando minerales, metamorfoseando un regreso a la naturaleza.

¿Quién rescató a las orantes y protegió su osamenta orgullosa y preciosa? Ellas pierden sus tierras pero ganan territorios. Todos flotan en su incertidumbre, pero flotan con la consistencia huidiza de la arena y certera de los huesos. Constelan en el océano que obedece las mareas que la luna impone. Allí, María Causa traza nuevas líneas de fuga donde vislumbramos archipiélagos. Sólo queremos llegar allí, para proteger la potencia de estos dioses y armar el olimpo en la tierra.

Eugenia Viña

 

Agradecimientos: Eugenia Viña, Martín Moreno, Marcela Cabutti, Cecilia Ceraso, Cecilia Herrero, Siggy, María Gómez Centurión, Carlos Germano.

 

María Causa (San Luis, 1963). Se inició en el camino del arte a muy temprana edad en la Escuela de Bellas Artes Nicolás Antonio de San Luis. A principios de los años ochenta migró a la ciudad de La Plata para estudiar Ciencias de la Comunicación, durante un año, y luego se mudó a la Ciudad de Buenos Aires para realizar estudios académicos superiores, en la Escuela Superior de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, de donde egresó como Profesora de Dibujo y Pintura. Desarrolló la enseñanza artística como docente titular de la cátedra Nuevos Medios y Técnicas, en la Licenciatura en. Escultura, de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA). En 1987 integró el Grupo de la X. En 1988 obtuvo la Beca al exterior del Fondo Nacional de las Artes, emprendiendo un viaje a México y Centroamérica durante tres meses de reconocimiento de las culturas prehispánicas. Luego, vivió en Ciudad de México donde participó activamente en exposiciones individuales y colectivas durante una década.
En 1989, nuevamente de regreso a Buenos Aires, comenzó a desarrollar la actividad artística. Entre las exposiciones individuales se destacan 1+1=2 (Galería Van Riel, 1989-1990); Memoria (Galería Tema, 1994); Construcciones (Galería Kin, México, 1996); La última Punta de la Torre (Beveren, Bélgica, 2006); Resonancias (Museo de Bellas Artes de Corrientes, 2008); Constelaciones, (Pabellón de las Artes de la Universidad Católica Argentina, 2017); Kayros, (Galería Vasari, 2022). Participó en Bienales Internacionales en Cuba (1991), Dakar (1993), Uppsala (2000) y en Santa Cruz de Sierra (2012). Obtuvo la Beca del Fondo Nacional de las Artes (FNA) (1987), el premio subsidio Fundación Antorchas (1990 y 1999), la beca de la Fundación Pollock-Krasner (1991), la beca subsidio a las Artes Plásticas del FNA (1996 y 2011), el 1º Premio de la categoría Escultura, del Museo Rosa Galisteo (Santa Fe), el 3º Premio Salón Nacional Artes Visuales (2013 y 2021), y el 3º y 2º Premio del Salón Municipal Manuel Belgrano de Artes Plásticas (2018/2022). También, ha vivido cuatro años en Montevideo, Uruguay. Es madre de tres hijos (Camilo, Alma y Uma). Su obra se encuentra en colecciones privadas y públicas en Argentina, México, Brasil, Chile, Puerto Rico, EEUU, Colombia, Bolivia, Perú, Bélgica y Francia.

Curaduría: Sebastián Vidal Mackinson

Inauguración: sábado 04.03.23
19:00h

Del 04.03.23 al 06.05.23
Sala B y Vidriera

 

En las correspondencias afectivas se albergan pliegues del tiempo. Las relaciones nos moldean, nos cruzan, nos posibilitan a ser y actuar. Las amparamos. Habitamos con, desde y entre otrxs y, en esos aconteceres, configuramos imágenes con quienes nos correspondemos.

En este recinto, un cuerpo voluminoso, un cuerpo fragmento, un cuerpo detalle observa. Es un cuerpo atrás. Integralismo. Bio-Cosmos n°3 (1964), de Emilio Renart, rememora expectativas y fantasías. Renart irrumpió en la escena artística de la década del ’60 con ímpetu. Abordó lo artístico desde el “integralismo” y comprendió la producción de artefactos visuales, la investigación y escritura desde lo que conceptualizó como “creatividad”. Integralismo es, pues, el postulado que sintetizó de manera primigenia en la serie Integralismo. Bio-Cosmos entre 1962 y 1967 con el que señaló la posible concatenación de elementos interdisciplinarios con el objetivo de llegar al máximo de las posibilidades de los medios plásticos (el dibujo, la pintura, la escultura). “Creatividad”, por su parte, es la potencia creadora y demarcadora que poseemos en tanto cuerpos imaginantes. Ambos conceptos funcionan entrelazados.

En esta exposición, entonces, este detrito condensa las búsquedas experimentales del arte para salir de sus esferas de circulación usuales e indicarnos operaciones que se replican en el conjunto de piezas contemporánexs aquí reunidas. Así, este ensayo curatorial surge ante la pregunta de la ocurrencia del tiempo en la práctica de un grupo de artistas de mediana generación, en el despliegue que accionan en la escena cultural y el sitio que ocupa la mirada en nuestro presente. En esta tertulia, el saber del oficio y la técnica en su relación con la manipulación de las materialidades y los procedimientos se corporiza. Esta colmena de obras señala  la magia que circula en la configuración de imágenes.

Esta es una vigía, entonces, de imaginarios personales que muestran una familiaridad de intereses. A partir de una rememoración de la labor como manera del hacer, de la performatividad de las manos, explicitan miradas (advertidas, vislumbradas, acechadas) sobre la posible cualidad del futuro amurallado por el peso del presente como cuerpo del pasado. Aquí se inmiscuyen historias de las imágenes, de los recuerdos, de los materiales, de las comunidades. Son ensoñaciones de lo fantasmático, lo monstruoso y el aturdimiento que emergen en la persistencia de las formas (lo que contiene, lo que exuda, lo que escupe, lo que guarda y decide no mostrar). Estas piezas rodean un punto ciego sobre el que todavía no se encuentra oración articulada lingüísticamente en una escena social que aloja instantes que denominamos presente, pasado y futuro.

Esta ronda señala su reinscripción en la que extenúan procesos lingüísticos del arte y expande su horizonte de expectativas con respecto a un futuro incierto pero, ciertamente, en crisis. Son imaginarios que se insertan en un espacio de experiencia que se presenta y tensiona con un horizonte de expectativas que pareciera estar a punto de mutar radicalmente. Esta relación siempre temporal también lo es con las imágenes y los enunciados que las intentan delimitar.

El tiempo se hace presente en su aparición que rodea y abraza en todo momento. Nos lanza su puñetazo hacia nuestras expectativas, nuestras experiencias, nuestra mirada. Anida y configura un horizonte en el que estamos sumergidxs y del que surgen destellos de otros momentos para atormentarnos o iluminarnos.

 

Artistas:
Paula Castro
Laura Códega
Agustín González Goytía
Bruno Gruppalli
María Guerrieri
Gabriela Gutiérrez
Josefina Labourt
Sebastián Mercado
Maruki Nowacki
Débora Pierpaoli
Malena Pizani
Santiago Poggio
Emilio Renart
Florencia Rodríguez Giles
Osías Yanov

 

Sebastián Vidal Mackinson. Licenciado en Artes por la Universidad de Buenos Aires. Doctorando de IDAES/UNSAM. Es curador, investigador y docente de arte. Fue curador del Museo Sívori (2017-2021) e integró el departamento curatorial del Museo Moderno (2016-2017). Es docente universitario en la Universidad Nacional de las Artes. Obtuvo la beca Profession Culture como investigador de arte latinoamericano en Institute Recherche et Globalisation (Centre Georges Pompidou, 2013) y Jumex-ICI (Ciudad de México, 2014). Ganó el Programa Jóvenes Curadores arteBA 2015 con Europa. Viaje, paisaje, cartografía. Entre varias exposiciones que ha curado se encuentran Dormir vestida, de Eugenia Calvo (Colección Fortabat, 2022), Museo sin tiempo. Camaradería, talleres y otras modernidades (Museo Sívori, 2021), Archivo P.A.I.S. de Nicolás Varchausky (Centro de Arte Sonoro, 2021), La mirada en el límite (Fundación Federico J. Klemm, 2017), Oasis. Afinidades conocidas e insospechadas en un recorrido por la producción artística de nuestro tiempo (DIXIT, arteBA 2016), Soberanía del Uso. Apropiaciones de lo cotidiano en la escena contemporánea (Espacio de Arte Fundación Osde, 2014), entre otras.

Paula Castro (Buenos Aires). Artista visual. Estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires (FADU-UBA) y su formación plástica la desarrolló de manera autodidacta durante su residencia en París (2004-2012). En 2020 recibió el Tercer Premio en la categoría escultura del Concurso de Artes Visuales del Fondo Nacional de las Artes (FNA). En 2019 ganó la Beca a la Creación del FNA. En 2018 recibió la Beca de viaje Colección Oxenford-Octava Edición con la que viajó a Viena, Autria, a realizar una investigación y residencia en el Museo Gugging, referente internacional del arte outsider. En 2015 participó del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires. En 2011 recibió la Aide Individuelle au Projet d’Arts Pastiques de la Mairie de Paris, Francia. Realizó exposiciones individuales y colectivas en Argentina, Francia, Bélgica, España y Estados Unidos. De sus exhibiciones individuales se destacan Ya que estoy (2018) y AEIOUH (2021) ambas en Mite Galería; y la bipersonal Lo que pasó en la navidad de 1980 (2020) junto a Santiago Villanueva en Isla Flotante Galería, Buenos Aires. Además, llevó adelante proyectos curatoriales, entre ellos, Salón Panteísta, muestra grupal en torno al proyecto T.R.I.P.A. de Maximiliano Masuelli en Mite Galería; Nos gusta lo que hacés, exhibición individual de Héctor Herrera, Centro Cultural Universitario UNICEN, Tandil, curaduría en colaboración con Marcelo Alzetta y Joven Talento Homosexual de Dudu A. Quintanilha en Mite Galería, Buenos Aires. Entre sus proyectos colaborativos vinculados a su práctica artística se destacan: Sed de éxito, novela gráfica de Geometría Pueblo Nuevo en colaboración con Pablo Katchadjian y Bárbara Wapnarsky, presentada en el 59º Envío Argentino a la Bienal de Venecia en el contexto de la muestra de Mónica Heller: El origen de la substancia importará la importancia del origen; Ladrones de Huevos (Geometría Pueblo Nuevo) editado por Iván Rosado en 2020. Junto a Alejo Ponce de León realizaron obras en conjunto para la exhibición Mi culpa, 2016 en Mite Galería. Forma parte de Geometría Pueblo Nuevo (GPN) desde 2018. En el 2017 creó la Editorial de Fanzines Pato de Vidrio.

Laura Códega (Campana, 1977). Estudió periodismo en la Universidad del Salvador y Montaje en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica. Exhibió su trabajo en instituciones como el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, la Fundación Klemm, el Parque de la Memoria y el Centro Cultural Kirchner, entre otras. Participó de las becas de formación del Centro de Investigaciones Artísticas. Asistió al taller de la artista Diana Aisenberg. Realizó las muestras individuales América negra y bruta, Medium, Pirata y Chistes patrios en la Galería Mite, y participó de numerosas muestras colectivas. Su obra integra colecciones privadas y públicas como la del Museo Castagnino-Macro y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, entre otras. Junto con Guadalupe Chirotarrab co-curó la muestra La espada y la cruz en el Museo de Arte Español Enrique Larreta. Fue parte del grupo Cooperativa Guatemalteca y actualmente forma parte del colectivo Tótem Tabú. En el año 2012 junto con la artista Aurora Rosales fundó el espacio de Arte Metrónomo recuperando una vitrina abandonada en el Pasaje Obelisco Norte. Utiliza diversos medios como pintura, video, escultura, grabado, música y escritura. En su trabajo se percibe una preocupación por aspectos morales, sociales y religiosos y bajo ciertas imágenes y recursos subyace una pregunta por lo hispanoamericano.

Agustín González Goytía (Tucumán, 1981). En 2011 se licenció en Bellas Artes por la Universidad Nacional de Tucumán. En 2019 participó de los talleres en residencia Marco Arte Foco en el Distrito de las Artes, Buenos Aires. En 2018 residió y trabajó durante un mes en Tokio, donde realizó una muestra de sus obras en la residencia OENSO. En 2015 obtuvo una beca para realizar el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Participó en el Programa de Residencias URRA en Buenos Aires (2014) y en la Residencia Internacional Savvy Contemporary en Berlín (2016). En 2014 cursó el programa de formación para artistas del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti en Buenos Aires, beca del Fondo Nacional de las Artes–Conti. Vive y trabaja entre Tucumán y Buenos Aires.

Bruno Gruppalli (1984). Egresado de Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires. Su trabajo no tiene un soporte definido, moviéndose entre la instalación, la escultura, las situaciones performáticas, el dibujo, el collage y la fotografía. Ha mostrado su trabajo en distintos museos como en Cabañas, MUSA, México; Museo Arte Moderno de Buenos Aires; Museo Nacional de Bellas Artes; MACRO, Rosario; Rosa Galisteo, Santa Fe; Museo de arte contemporáneo de Bahía Blanca; Museo del libro y de la lengua, Buenos Aires, entre otros. También ha exhibido su trabajo en diversas galerías y espacios como Pequod Co., Ciudad de México; Páramo, Guadalajara; Proxyco Gallery, Nueva York; Guadalajara 90210, Ciudad de México; Igav, Italia; Centro Cultural Recoleta; Centro Cultural Borges; Fundación Klemm; Galería Ruth Benzacar; Galería María Casado; Centro Cultural San Martín; Galería Mite; Galería Vasari; Galería Isla Flotante (entre otros en la Argentina). Su trabajo forma parte de colecciones de museos en Argentina y distintas colecciones privadas nacionales e internacionales.

María Guerrieri (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 1973). Estudió pintura y grabado en la ENBAP Pueyrredón. Participó del Programa de Artistas en la Universidad Torcuato Di Tella en 2012. Desde el año 2000 realiza exposiciones individuales y colectivas en espacios gestionados por artistas, galerías e instituciones. Participa de Geometría Pueblo Nuevo (GPN) que ha editado el libro de historietas Ladrones de huevos (2020) con la editorial Iván Rosado. Conforma el dúo Amigos del siglo XX, grupo dedicado a copiar obras gráficas y pictóricas de artistas modernos, realizando muestras en el espacio Mundo Dios, Museo Macro y Fundación Klemm. Escribió Fuente de chocolate (2016), libro de poemas, cuentos y dibujos, editado por Iván Rosado. Participó del Salón Nacional de Artes Visuales (2021), Salón Nacional de Rosario (2012 y 2014), Premio Klemm a las Artes Visuales (2020 y 2021). Obtuvo las becas Línea Arte Joven del Fondo de Cultura BA (2004), Beca a la Creación del Fondo Nacional de las Artes (2016 y 2021), Subsidio de viajes Oxenford para investigación de campo en el Jardín Surrealista de Edward James, Xilitla, México (2019). En 2023 participó de la Temporada 23 de la residencia Curadora, San José del Rincón, Santa Fe.

Gabriela Gutiérrez. Vive y trabaja en Buenos Aires. Desde 2007 sus obras forman parte de muestras colectivas e individuales. Hace catorce años dirige el Taller del Desierto, espacio que incentiva la producción de imágenes.

Josefina Labourt (Buenos Aires, 1985). Licenciada en Artes Visuales en la Universidad Nacional de las Artes y Master of Fine Art en Goldsmiths, University of London, UK. Participó del Programa de Artistas (2012) y del Laboratorio de Cine (2013) de la Universidad Torcuato Di Tella. Realizó talleres con Patricio Larrambebere (2009-2011), Escuela Taller Guillermo Roux (2006-2008) y Luis Terán (2018- 2022). Realizó las muestras individuales Señora (Galería Piedras, 2021), La llaga perfecta (Galería Piedras, 2019), Yo también (Ruby Galería, 2017), La fuerza domesticadora de lo pequeño (Big Sur, 2014), Vigor linyera (Rayo Lazer, 2012) y Erizo (Galería Isla Flotante, 2011). Quedó seleccionada en los premios de la Fundación Klemm y el Salón Nacional de Rosario (ambos en 2022). Participó en exhibiciones colectivas en distintos espacios como Galería Barro (Espíritu nómade, 2019), el Centro Cultural Recoleta (Cosecha herida, 2019), MUNAR Galería de Arte (Fuego sonámbulo, 2019), Palais de Tokyo (Video Sur, 2018), entre otros.

Sebastián Mercado (Buenos Aires, 1977). Asistió a talleres de escultura y dibujo de diversos artistas. En 2009 participó de los talleres del Centro de Investigaciones Artísticas (CIA) y en 2010 asistió al Instituto Municipal de Cerámica de Avellaneda. Realizó muestras individuales en Calvaresi Contemporáneo (2022) y Galería Ruby (2018, 2017 y 2016). Participó de muestras colectivas en La Verdi (Buenos Aires), Museo de la Ciudad de Buenos Aires, Casa Fernandini (Lima, Perú), Isla Flotante (Buenos Aires), Centro de Arte de la Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires), Otero Galería (Buenos Aires), Atelier Trezeci Si Cinci (Rumania, Bucarest), Gentili Apri (Berlín, Alemania). También ha participado en ferias como en ArteBa (2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018) y sus obras se encuentran en distintas colecciones nacionales e internacionales. Así mismo lleva a cabo muestras como curador y forma parte del desarrollo de proyectos y espacios culturales. Recibió la Mención Honorífica del Jurado en el XIX Premio Klemm y becas de producción e investigación del Fondo Nacional de las Artes (2013) y de la Fundación Oxenford (2016) con la que viajó a Japón a realizar una  investigación de campo sobre cerámica contemporánea. Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires.

Maruki Nowacki (1981). Diseñador gráfico por la Universidad de Buenos Aires. Ha participado del Programa de arte de la Universidad Di Tella (2019), Programa de agentes del Centro de Investigaciones Artísticas (2017), Taller de escritura de Claudio Iglesias (2017), Taller de ensayo de Juan Laxagueborde (2016), Clínica de Marina de Caro (2010 y 2013), Taller de antropología en el arte de Mercedes Villalba, La ene (2014), Escritura sobre la obra por Liv Shulman (2014, 2015), Taller de dibujo de Vicente Grondona (2006). Sus muestras individuales incluyen Árboles en ronda (Constitución Galería, 2022), Soñe que me rapaba, me convertía en varón y desfilaba con un papel entre los dientes, con curaduría de Alejo Ponce De León (Galería UV, 2017), La música es una trampa, con curaduría de Luciana Berneri, Agatha Costure, (2016). También ha participado de muestras colectivas, entre otras, Viven acompañando el secreto sin nombrarlo, con curaduría de Santiago Villanueba (Galería Nora Fisch, 2021), Espíritu nómade, con curaduría de Guadalupe Creche y Martín Legón y la particiáción de los artistas Cristina Coll, Xil Buffone, Josefina Labourt, Maruki Nowacki (2019), Batlle Planas, explorando la colección, con curaduría de Claudio Iglesias (Fundación Fortabat, 2018), Instalación en las Jornadas de la nueva crítica para la revista Jennifer (MACBA, 2017), La Ene al aire libre (Plaza Roberto Arlt, 2017). Recibió las distinciones del Fondo nacional de las artes para la bibioteca virtual Mínima Unidad (www.minimaunidad.com) (2020), Participación en la muestra de categoría objeto (Fundación Williams, 2015), Participación en Interntaional Fashion Showcase (British Council, Londres, 2013), Participación en el grupo editor de revista Segunda Época (2018-2023).

Débora Pierpaoli (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 1979). Profesora de Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón (2004) y participó del Programa para Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella (2010). Desde 2006, expone regularmente en distintos circuitos y ferias a nivel nacional e internacional. Algunas de las distinciones y becas que ha recibido son: Premio Konex, categoría Artes del Fuego (2022); BienalSur 2021, Museo Histórico Sarmiento/Palacio Ferreira, Córdoba; Beca de Creación Fondo Nacional de las Artes (2021); Premio Pintura Banco Central-Segundo Premio (2020); Primera Mención-IV Premio Lucio Fontana, Consulado de Italia en Argentina (2015); Primer premio XVII Premio Klemm a las artes visuales; Becas Oxenford para visitar la Ciudad de Oaxaca, México (2013). Participó de exposiciones individuales y colectivas como: Ornamento (Museo Histórico Sarmiento, 2021); Matriz (Galería Aldo de Sousa, 2020); La Edad de Hierro (Fundación Klemm, 2015); Ellos adentro esperan la fuga (Fundación Osde, 2015); Si existiera (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, 2014); La espada y la cruz (Museo Larreta, 2021); Premio Braque 3° edición (Museo de los inmigrantes, 2015).

Malena Pizani. Estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (1995-2002) y se formó como artista en la Clínica y taller de Diana Aisenberg (2004-2008). Obtuvo la Beca de Creación (2015-16) y de Formación (2016) del Fondo Nacional de las Artes. Forma parte del grupo Tótem Tabú junto con Laura Codega y Hernán Soriano, que investiga sobre las prohibiciones y los tabúes. Entre sus premios destacados se encuentra: Premio 8M (2021 y 2023); Premio Braque 2019; 70, 72 y 75 Salón Nacional de Rosario; Premio AAMEC 2016; Premio Klemm XIV, XVI y XXII; Premio Fund Andreani 2015; Itaú Cultural 2011-12. Algunas de sus muestras destacadas son: individual en Selvanegra Galería (2022); individual en el Centro Cultural Recoleta (2015); Simbiología (colectiva curada por Valeria González en el Centro Cultural Kirchner, 2021); Mariette Lydis. Transicionar lo surreal (colectiva curada por Teresa Riccardi, Museo Sívori, 2019); Video Sur (colectiva en Palais de Tokyo, París, curada por Farina y Duprat, 2018); Dórico, jónico, corintio (colectiva en Fundación Klemm, curada por Jimena Ferreiro, 2016).

Santiago Poggio (La Plata, 1979). Profesor y licenciado en Artes Plásticas por la Universidad Nacional de La Plata). Participó en el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella (2011) y en las residencias Edinburgh Sculpture Workshop (Edimburgo), Ira de Dios (Buenos Aires), El Ranchito/Matadero (Madrid), Atelier Mondial (Basilea), Lugar a Dudas (Cali). Obtuvo las siguientes becas: Beca de Fundación YPF, Beca de Fundación Alberto J. Trabucco, Beca Nacional del Fondo Nacional de las Artes, Subsidio a la Creación de Fundación Antorchas. También obtuvo el Premio Molina Campos 2019,  Tercer Mejor Obra 107° Salón Nacional, Primera Mención Lucio Fontana 2016 y Mención Especial del Jurado Premio Itaú Cultural 2009-2010. Ha participado de diversas exhibiciones nacionales e internacionales.

Emilio Renart (Mendoza, 1925–Buenos Aires, 1991). Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, iniciando su actividad pictórica en 1945. Graduado como profesor de Dibujo, Ilustración y Grabado y Profesor Superior de Pintura, ejerció la docencia en diversos institutos. Sus obras se adscriben a la vanguardia de su época y procuraron, como él mismo lo expresó, “rechazar los esquemas establecidos”. Y esto a tal punto, que creó sus propios materiales, pigmentos, texturas y hasta pinceles en los que reemplazó las cerdas por el papel, además de intentar unir la pintura con la escultura en lo que llamó “Integralismo”. En esta línea, su serie de objetos tridimensionales, que emergen del plano de la pintura y se extienden hasta el espacio del espectador, le valió una Mención Especial del Instituto Di Tella en 1964. Pocos años antes había recibido la Mención Honorífica-Premio Varig y un año después, obtuvo el premio Braque de la Embajada de Francia. En 1967 participó en la bienal de San Pablo y obtuvo, años más tarde, el Premio Konex.

Florencia Rodríguez Giles (Buenos Aires, 1978). Es egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredon. Explora la relación entre las prácticas del arte contemporáneo y los procedimientos terapéuticos a través de medios que incluyen el dibujo, el video, lo performático y la investigación de prácticas pedagógicas experimentales. En 2006 continuó su formación junto a Nicola Costantino. El año siguiente asistió a la clínica de arte Diana Aisenberg y, entre 2010 y 2011, participó de la Beca Kuitca, Universidad Torcuato Di Tella. Su trabajo obtuvo el apoyo de numerosas becas, entre ellas del Fondo Nacional de las Artes, Fundación Antorchas, Ministerio de Cultura de la Nación Argentina y Centro Nacional de Artes Plásticas de Francia (CNAP). En 2016 recibió el primer premio Braque Muntref y, en 2019, el primer premio Federico Klemm. Así mismo participó de las residencias Palm Heights Hotel, (Islas Caimán, 2022); Le Magasin-Centre National d’Art Contemporain (Grenoble, Francia, 2017); Frac Loraine (Metz, Francia, 2016); Cité Internationale des Arts (París, Francia, 2016-2017); Paradise Air (Japón, 2015); Arcus Studio Residency for Artists (Japón, 2014); AIT-Arts Initiative Tokyo (Tokyo, Japón, 2009). Entre sus performances y exposiciones individuales más destacadas se encuentran: Sintomario (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, 2022), Ronquidos oceánicos (Bienal de Performance, 2019), Biodelica (Galería Ruth Benzacar, 2018); EsquizoPicnic (Museo Reina Sofía, España, 2018); Séance Liminoide (Palais de Tokyo, Francia, 2016); Strabisme Interne (Galerie Bendana-Pinel, 2016); Hiperestesia (Muntref, 2016). Las posibilidades terapéuticas de la práctica artística es otro de sus campos de investigación. En este ámbito cabe destacar su experiencia en el Club de Artes y Ocios (La Plata, 2021- ); GAYA (La Plata, 2019); INHA (París, 2019); EHPAD, Solexine, (G.E.M.) (Grenoble, 2017-18); Servicio de Cuidados Paliativos adultos en el Hospital Legouest (Metz, 2016); Instituto de Menores Luis Agote (Buenos Aires, 2014); Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, área de Cuidados Paliativos (2010-2016).

Osías Yanov (Buenos Aires, 1980). Vive y trabaja en Buenos Aires. Estudió fotografía, diseño industrial y teatro. Su práctica multidisciplinar incluye celebraciones, fiestas, instalaciones, esculturas y videos. Sus obras exploran la creación de campos conceptuales y sensoriales de resistencia ante el control estereotipado de la subjetividad. Su práctica intersecciona teorías queer, fiestas nocturnas, rituales, el erotismo como herramienta de conocimiento, vínculos grupales y comuniones con la naturaleza. También son parte de sus proyectos objetos culturales e historias pasadas como elementos que afectan nuestra forma corporal de estar en el mundo. Su metodología para desarrollar proyectos, talleres y encuentros implica establecer relaciones en el tiempo con grupos de personas haciendo comunidad. Participa y es miembro de los grupos: Rosa Chancho, Suavesitxs y Sirenes Errantes. Participó en el Programa de Artistas Beca Kuitca, Universidad Di Tella (2011). En 2012 presentó Dinámica de encaje, su primera obra individual de instalación y performance. En 2015 realizó VI Sesión en el Parlamento, un proyecto por encargo del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, un performance con habitués de la noche de Buenos Aires y una gran escultura que tensaba la relación con la arquitectura del museo. En 2016 trabajó con los curadores Manuela Moscoso y Pablo Lafuente en una performance y exposición en la Casa del Alabado, colección precolombina en Quito, Ecuador, poniendo en duda las definiciones del guión curatorial de la institución y sus nociones de género y roles de poder. En 2017 participó en la Bienal de Gwangju, Corea del Sur, curada por Maria Lind. En 2018 obtuvo la Residencia Gasworks y realizó la exposición Orphan Dance en Londres. En 2019, recibió el encargo de desarrollar Coreografías de Sal, un proyecto que involucró encuentros grupales y talleres que culminaron con una instalación y presentaciones en el Faena Arts Center Buenos Aires. Continuó como una serie de ejercicios grupales en un contexto natural que derivó en el proyecto que presentó en la Bienal de Berlín de 2020. En el mismo año participó en el programa de residencia DAAD Artists-in-Berlin. En la actualidad se dedica a la co-dirección y programación del centro cultural barrial Pulpería Metálica, Buenos Aires. En 2022 desarrolló Diversorium junto con Concomitantes y CED MACBA, España, un proyecto de colaboración entre activismos cuir y crippara realizar fiestas.

 

Desde el sábado 18.03.2023 hasta que la obra se deteriore
18:00h
Ingreso Centro de Arte de la UNLP

 

Desde nuestro primer encuentro, en 2019, Carlos Ginzburg no ha dejado de volver a su ciudad natal, y al Centro de Arte de la UNLP, para presentar sus obras más recientes. En esta oportunidad, con una intervención que reúne tres acciones: señalizar, reconocer y plantear un dilema vinculado a las problemáticas ecológicas actuales.

Con carteles, con pintura, con cinta, con objetos, con hojas, Ginzburg ha llamado la atención sobre acontecimientos políticos, sociales, económicos que tienen un impacto en nuestro ecosistema. Se preocupa por distinguir esas situaciones ambiguas y dificultosas en las que la solución, y la decisión, no es nunca categórica, como la controversia que se nos presenta respecto al litio o al oro blanco. Aquí, la expone a través de la demarcación de árboles y de letreros que anuncian la litiumización, una invención y una paradoja lingüística.

Además, Oquedad con cuernos y lithium es un modo de volver sobre sus pasos y sobre la figura de su referente, Edgardo Antonio Vigo. En Manifiesto de la oquedad (1967) Vigo punza el espacio plástico de modo que la escritura migre hacia la visualidad y el vacío se llene de forma. Ginzburg marca esta alusión en los huecos de los árboles que resuenan, también, en sus señalamientos Árbol y El árbol humano (paisaje naturalista) de 1970.

Como él mismo lo define, a partir de sus lecturas y apropiaciones del ensayo de Baptiste Morizot:  “Esta sensibilidad contemporánea a las selvas y a los bosques viene sin duda de lo más lejano en el tiempo. Sería original y matricial, ancestral y mitológico. El bosque primario está en y entre nosotros. Cada árbol, incluso encarcelado y/o cubierto de litio (o de níquel, de cobre, de hormigón armado, hierro, u otras materias y metales), dentro de una ciudad mineralizada, es una supervivencia, una reliquia, un espectro bien viviente. Cualquier árbol delante nuestro, es el recuerdo concreto, duro, denso y activo del bosque primario, donde hemos habitado durante 10000 años”.

Baptiste Morizot (2021), Maneras de estar vivo. La crisis ecológica global y las políticas de lo salvaje.

 

Carlos Ginzburg (La Plata, 1946). Es profesor de Filosofía por la Universidad Nacional de La Plata. Integró el Movimiento Diagonal Cero y el Grupo de los Trece. En 1969 inició sus proyectos de “arte ecológico” y “señalamiento”. Entre 1972 y 1982, año en que se estableció en París, viajó por el mundo como “artista viajero”. En 1980, exhibió estos viajes en el International Cultureel Centrum de Amberes, Bélgica. Parte de su obra de los años sesenta y setenta integra el Fondo Carlos Ginzburg del Archivo de Arte de la UNLP. Vive y trabaja en París.

Del 28 al 30 de abril
De 14:00 a 20:00h
Teatro Argentino (Av. 51 nº 702)

 

Esta primera cápsula del Archivo de Arte del Centro de Arte de la UNLP presenta materiales audiovisuales y documentales que forman parte del fondo Carlos Ginzburg, el primero en ingresar a la institución y la última donación que recibimos. Realizada especialmente para Plateada, feria de arte contemporáneo bonaerense, nos preguntamos ¿se puede domesticar un archivo? ¿Qué espacio será capaz de contener su crecimiento? ¿Cómo exponer sus restos, sus residuos sin someterlos a los imperativos del adiestramiento?

Entre 1966 y 1972 el artista Carlos Ginzburg desarrolló, desde la ciudad de La Plata, una obra experimental que desbordó los límites del objeto artístico para redefinir el entorno y las relaciones entre el arte y la vida cotidiana. Ginzburg realizó poesía visual -como integrante del Movimiento Diagonal Cero, que impulsaba Edgardo Antonio Vigo- y proyectó, en paisajes naturales y urbanos, acciones y señalamientos que caracterizó como arte “pobre” y “ecológico” y que hizo documentar fotográficamente. En el año 2019 Ginzburg donó un conjunto de documentos de su archivo personal al Archivo de Arte del Centro de Arte de la Universidad Nacional de La Plata, a partir de la colaboración de la Red Conceptualismos del Sur.

Se trata de cerca de 142 fotografías, negativos fotográficos, volantes y recortes de prensa acompañados, en muchos casos, por anotaciones del artista, que conforman un cuerpo de materiales sobre un episodio fundamental y poco conocido de la vanguardia platense de los años sesenta y setenta. A su vez, y como parte de los distintos proyectos desarrollados por Carlos Ginzburg a partir del año 2019 en conjunto con el Centro de Arte de la UNLP, el artista ha efectuado sucesivas donaciones al Archivo de Arte que involucran su producción contemporánea.

Inauguración: sábado 04.03.23
19:00h

Del 04.03.23 al 08.04.23
Sala C

 

En esta exposición, Amanda Tejo Viviani presenta una serie de pinturas que dan cuenta de la línea de trabajo a la que estuvo dedicada el último año. En especial, la voluntad de quebrar las narrativas pictóricas tradicionales a partir de ciertos recursos como la psicodelia, la repetición, y la superposición de referencias distantes que se transforman, mediante el color y su tratamiento gestual, en imaginarios contemporáneos desestructurados y descontextualizados. Estos, además de emerger desde el universo pictórico de cada tela, se expanden hacia el espacio expositivo a través de su emplazamiento, de la deformación de la sala y de la incorporación de objetos a modo de insólitas naturalezas muertas. Como lo define la artista, Polilla es, entonces, un ecosistema de bichos nocturnos, desorientados, estimulados por impulsos repentinos, colgados, hermosos, pero también injustamente despreciados.

 

Amanda Tejo Viviani (Madrid,1994). Es licenciada en Artes en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Su obra explora sensibilidades extraviadas y espacios incómodos. Lo onírico, lo paranoide y lo psicodélico atraviesan su producción, permitiéndole investigar narrativas múltiples. Formó parte del programa de formación ArtistasxArtistas de la Fundación El Mirador (2020). Actualmente, cursa el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. En 2019 fue seleccionada en el 50° Salón de Artes Visuales Fernán Félix de Amador y, en 2021, obtuvo la Mención de Honor “Raquel Forner” en el Salón Provincial de Arte Joven, Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti. Recientemente ganó el Segundo Premio Adquisición en el 66° Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano, Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. Realizó diversas muestras individuales y colectivas en la Argentina y Estados Unidos. Su obra forma parte de colecciones privadas de Argentina y Estados Unidos.

Sábado 15.04.23
19:00h
Centro de Arte de la UNLP

 

La Unidad Básica de Experimentación Editorial (U.B.E.E.D.) propone, en el marco de la inauguración de la muestra Juan Carlos Romero. Gráfica salvaje, una activación que consiste en la realización de afiches repentistas con tipografías extraídas de cajas de cartón recolectadas en las calles de La Plata y la publicación en vivo del fanzine “Palabras de otrxs” que condensa una selección del pensamiento crítico sobre la obra de Juan Carlos Romero. Las prácticas editoriales elaboradas durante la activación serán propagadas de manera simultánea en las redes.

 

 

Archivos pulsantes, imágenes intempestivas, supervivencias espectrales

17.03.23
12:30h
Sala Joaquín Víctor Gonzalez, 1º piso
Edificio de Presidencia UNLP. Avenida 7 nº776

 

En el marco de la Semana Feminista de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) el viernes 17.03.23 a las 12:30h se colocará el rótulo a la pintura Figuras (1953) de la artista Maruja Zapata emplazada en la sala Joaquín Víctor González del edifico de Presidencia de la UNLP. La identificación de la pieza es resultado del primer tramo de relevamiento de bienes artísticos y culturales de la UNLP, que durante septiembre de 2022 a marzo de 2023 fue desarrollado por Luis Manuel Ferreyra Ortíz, Ana Julia Gutiérrez, Carla Reverón, Alondra Miño y Paula San Cristóbal.

Ficha técnica de la obra

 

Figuras Maruja Zapata (1953)

Figuras es una obra de la artista Maruja Zapata de quien poca información se tiene. Nacida en Buenos Aires en 1937, residió en la localidad de Avellaneda y se formó en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y en la Escuela Superior de Bellas Artes de La Plata. Realizó distintas exposiciones colectivas y participó de concursos en los que obtuvo premios y menciones, siendo un momento importante en su carrera al consagrarse como la ganadora del concurso por el diseño del escudo de la localidad de Avellaneda el 5 de noviembre de 1953, dentro de un total de 21 participantes, la única mujer.

En cuanto a la obra, el título nos ofrece pocas pistas acerca de la temática tratada, pero podemos sospechar que más allá de dos figuras humanas, se representa a dos niños. Uno observa al otro y el segundo parece dirigir la mirada al espectador. Están descalzos, llevan pantalones cortos y parecen encontrarse en un espacio exterior ¿se trata de un espacio urbano? Aquellos picos que divisamos en un último plano sobre la izquierda ¿son montañas o la morada de los trabajadores de un barrio industrial? Los pequeños objetos ubicados en el suelo y en las manos de una de las figuras ¿son latas vacías o caracolas de un mar cercano? Como en los juegos de niños, podría tratarse de una u otra opción con sólo imaginarlo. Pero cuando nos detenemos en la mirada, la gestualidad, la posición que adoptan estos cuerpos, cierta inquietud nos atrapa y rompe con toda idea estereotipada de la infancia.

Por la presencia de algunos rasgos formales que se aprecian en la obra, como el uso de la línea, la geometrización de las figuras, la generación de diferentes planos de color y el aspecto planimétrico de la composición, podemos reconocer que Maruja Zapata estuvo al tanto de los distintos movimientos que trajo la modernidad artística. Sin embargo, queda claro que la artista adoptó de modo personal y creativo estas innovaciones en el repertorio plástico y logró plasmarlas, con sensibilidad, en temáticas cercanas a su entorno.

Durante un tiempo, la autoría de esta obra se le adjudicó a un artista hombre ¿casualidad?, puede que sí, aunque en realidad esta situación no es novedosa para las mujeres en el arte, ya que si bien este se ha valido y se vale de la imagen y figura de la mujer, ya sea como inspiración en los procesos creativos o como modelo de estos mismos, no sucede igual a la hora de incluirlas en su repertorio como productoras. En este sentido, si pensamos en una historiografía del arte que se preguntó sobre el rol de las mujeres artistas, encontramos hacia los años 70 los escritos de Linda Nochlin en su artículo titulado “¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?”, y ya hacia los años 90 las discusiones sobre la teoría de género en los estudios sobre arte y representación en América Latina establecían planteamientos tales como ¿Existe un arte “de mujeres”? ¿Puede hablarse de específicas características femeninas y masculinas que permiten establecer corpus diferenciados en las producciones artísticas? entre otras preguntas que activaron un campo conflictivo en el debate estético.

Actualmente no podemos sostener con certeza que exista un arte de mujeres ni siquiera que haya un modo femenino de hacer arte, pero sí que la historia se ha encargado de invisibilizarlas, motivo por el cual esta obra hoy se emplaza en una de las salas principales del edificio del Rectorado, pasando a ser así mismo, la primera obra de arte presentada y rotulada.

Ana Julia Gutiérrez, Carla Reverón, Alondra Miño y Paula San Cristóbal