Vidriera
Inauguración de la exposición: 30 de noviembre a las 19h
Del 30 de noviembre al 20 de diciembre
Co-organizada con Cristalería San Carlos y Municipalidad de Berazategui

“Hace algunos años siendo jurado del Salón Nacional del Vidrio en el Arte de Berazategui, conocí por primera vez el Complejo Cultural San Francisco y las colecciones del Museo Histórico y Museo del Vidrio. Retuve la mirada sobre la fotografía de una mujer manipulando con guantes, la masa blanda e incandescente de cristal y reservé borrosamente la imagen de ella, con su bretel de corpiño caído. En esa imagen, su cuerpo y sus manos trabajan en medio de la mirada atenta de los maestros vidrieros. Supe que se trataba de la artista y diseñadora Lucrecia Moyano, me atravesó la idea de dialogar con esa mujer y su obra. Como parte de un proyecto que vibraba en mí, esperando ser materializado, volví a visitar el Museo y Escuela Municipal del Vidrio y entrevisté a Leticia y Lila Escarrá, sobrinas de Lucrecia, quienes me fueron mostrando las piezas heredadas que atesoraron a lo largo de los años. Me impactaron especialmente aquellas piezas que intervino a partir de la caligrafía, la palabra y el dibujo coloreado, rasgos técnicos quizás vinculados con la formación en la técnica de la acuarela recibida siendo alumna de Mathis.
Sentí el impulso, entonces, de imaginar que podíamos compartir nuestros mundos, nuestras experiencias en fábricas de vidrio: Lucrecia en Rigolleau y yo, en Cristalerías San Carlos de Santa Fe. Más tarde supe del vínculo institucional y de cooperación entre la Secretaría de Cultura de Berazategui y ese establecimiento vidriero, instancia que incentivó aún más el deseo de materializar un diálogo a tempo, en el cual reanudar el movimiento creativo, alterado por esa distancia circunstancial y temporal que no llegó a unirnos. Me propuse presentar una serie de piezas de cristal que realicé especialmente en la Cristalería San Carlos y otras piezas inflables, ambas propuestas en referencia al mundo vegetal y a los fenómenos físicos atmosféricos que dominan y transforman espacio y funcionalidad, bajo formas de gotas multicolores, espectro solar en formas, refracción y reflexión de la luz: Arcoiris, Sol con mancha negra, Lluvia con forma turquesa y Lluvia con forma obispo. Al mismo tiempo, imágenes articuladoras del Ábaco, donde palabras escritas y obras en cristal, se combinan aleatorias, aventurando imágenes, poesías y sonoridades, al ritmo del movimiento manual giratorio de las piezas, junto al conjunto de pisapapeles gigantes, livianos, blandos y coloridos, cuerpos transparentes e insuflados que desarrollo desde los años noventa con tela plástica.
En los espacios fabriles, los roles, los saberes y las autorías se desdibujan en una experiencia compartida. Producir obra de mi parte y exhibir compartiendo el espacio con Lucrecia Moyano desde nuestra condición de mujeres, desafía tiempo y espacio. La ‘barraca’, el espacio expositivo del Complejo Cultural San Francisco contiene nuestra venturosa convivencia. En el entrepiso las obras de Lucrecia y una colección fantástica de pisapapeles, donados al museo por los vecinos y vidrieros de la fábrica; en el sector destinado a exposiciones temporarias mis creaciones. Conflorquiero es el título que elegí para esta muestra citando un escrito pintado a mano en un jarrón de Lucrecia, y la frase se volvió el leitmotiv vinculante entre nuestras obras. Los invito a transitar nuestras realizaciones y visiones: la materialidad como proceso de intercambio de saberes y oficios; el soplado del vidrio, hálito y sustancia; la elasticidad y tensión del aire en volúmenes traslúcidos. Obras de mi vida y de su vida misturadas entre breteles, herramientas y apasionadas manos de mujer”.

Marcela Cabutti

Lucrecia Moyano (1902- 1988). Reconocida acuarelista, ilustradora y diseñadora argentina, se vincula en el año 1933 con León Fourvel Rigolleau y las cristalerías que dirige descubriendo su nueva y decisiva pasión: el arte en vidrio. Durante treinta años fue directora artística de Cristalerías Rigolleau, aportando originalidad y diseño a la producción industrial de la sección bazar instalada en la Avenida Paseo Colón y sobre todo, al desarrollo de piezas únicas. Para su ejecución, presenta bocetos a los maestros vidrieros y soplado el material según consigna, interviene las piezas. Desarrolla herramientas para incidir en la materia aún blanda dando formas a piezas utilitarias y artísticas que nacen del fuego y la luz.

Lucrecia Moyano se aventura a transitar las secciones de la fábrica Rigolleau en Berazategui con la intención de experimentar y crear. Intrépida, curiosa y resuelta dialoga con los obreros, comparte sus ideas, aprende la maleabilidad de un material único y sorprendente. Creativa y vanguardista, la “límpida y gozosa amistad” de Lucrecia con el vidrio atraviesa nuestra identidad y la expresa.

“Al lado de los hornos, buscando muchas veces materializar una idea, mi trabajo ha sido disfrutar de lo inesperado y apropiarme de él, gozando de una forma apenas esbozada, que sugería a mi mente algo sorpresivo que aprovechaba sin titubear. Sólo conociendo el vidrio por contacto directo se lo puede moldear a voluntad con movimientos suavísimos (…) ¡Controlar lo desconocido, qué placer sin par! Eso se vive en instantes intensos y eternos, no existe sensación de tiempo y maravilla igual. Haberlo vivido jamás s e olvida: fuego y movimiento apresados, transformados en sólida transparente belleza!
En realidad soy una sobreviviente de la ‘Sección Artística’. Sólo puedo decir que para mí el vidrio fue y sigue siendo magia. Ver esa masa ígnea, dócil a la mano que la trabaja y al mismo tiempo rebelde y de conducta sorpresiva sigue en mi recuerdo como pura magia. Sólo puedo añadir que al ir las piezas enfriándose camino al archa fija, temblorosas en la punta de la caña que las llevaba; del rojo pasaban al rosa y después al milagroso transparente blanco y era ese el instante del milagro. Lo vivieron mi amigo querido Juan Pierrot, su hijo Juancito y los maestros vidrieros José Humier, Vidal Kissinger, Esteban Pérez, Juan Fedele, Fabri, Giacinti, Maulleri y sacadores, ayudantes, peones con pleno e irresistible entusiasmo.”

Lucrecia Moyano
Berazategui, 22 de mayo de 1987