Sala A

En el taller de dibujo experimental se buscará liberarse de los prejuicios respecto del dibujo y dejarse llevar. Una invitación a encontrar la espontaneidad, la falta de límites, jugar cómo niños grandes sobre el papel, ensuciarse las manos, la nariz sin pensarlo demasiado. Tirarse al piso, subirse a una escalera, escribir con el codo, dibujar con una caña. Un lugar donde la sensibilidad se impone a la mirada, donde el sentimiento se impone al intelecto.
Sobre la pared y el piso empapelados y mediante recursos y consignas de diferentes tipos dejaremos nuestra impronta sellada sobre el papel hasta completar una obra gigante. Con un poco de carbonilla, aguadas de acrílico, fibrones, lápices, stencil y salpicaduras construiremos un mundo individual y universal. Algo en común.
Dejarse llevar por la sensibilidad y a su vez disparar posibilidades inesperadas a partir de consignas, traducidas en gestos o el uso diferente de las herramientas. Y nada de ingenuidad ni candidez, más bien todo lo contrario. Con un lápiz podemos cambiar el mundo.