Vidriera
Del 14 de septiembre al 24 de noviembre

“Tendría yo unos seis años y estaba sentado en el cordón de la vereda de mi casa (…) después de la lluvia, con los pies en el agua barrosa que corría por la cuenca. De pronto, un pedacito de papel blanco, rasgado o recortado, que contrastaba con el agua oscura, atrapó mi atención, y me deslumbró la belleza del contraste y de la forma (…) perdí conciencia de mi cuerpo y floté, más allá del espacio y del tiempo, en un éxtasis de contemplación y de gozo (…) después de casi una vida, debo reconocer que lo que busco inconcientemente cuando dibujo (…) es la repetición de aquella experiencia -cuenta Padeletti-.

Cabutti en una de nuestras reuniones hace referencia a la experiencia del poeta con el dibujo, citada en un texto anterior. Reflexiva, me cuenta acerca de su propio encuentro con esta técnica, al trazar las líneas sobre las piezas para animarlas. La artista pareciera haberse hallado con una instancia de meditación sobre el gesto implicado en el dibujo, la conciencia sobre la línea. Esta asociación me conduce a la emblemática disputa que puso en relación de manera ferviente a la pintura (el dibujo), la poesía, la escultura y la música, El Parangón, la batahola entre las artes. La propuesta de la exposición se encuentra en sintonía con esa analogía: escultura, pintura, dibujo, citas literarias…pero en esta oportunidad no implicadas en una discusión teórica, sino comulgadas en la búsqueda de una experiencia estética estremecedora.

En cuanto a la exploración de la artista en este proyecto, retomo algunas palabras del relato de Padeletti: la lluvia – con los pies en el agua barrosa – un pedacito de papel – floté – éxtasis de contemplación. La percepción de fenómenos naturales tanto para uno como para el otro, en diferentes momentos de sus vidas, decanta en el sondeo de nuevos sentidos relacionados con la belleza y su contemplación a partir de la construcción heterogénea de sus piezas.

La visión sobre la naturaleza y sus fenómenos ha proyectado la necesidad de apropiación e inversión de los movimientos de exceso y desborde, se configura así, un paisaje acromático y gélido, diferenciado de su núcleo generador. Cabutti, en contraposición con el arremolinado y excitado manierismo, (corriente fundadora de la representación del paisaje con amplio margen de acción para la imaginación) diseña con guiños a la poética japonesa un territorio sin huellas ni marcas de la tormenta. Configura un espacio asociado a la belleza, abstracción ideal, pero que queda en este caso, inevitablemente atada a la sensación de desolación.

Se ha reflexionado una y miles de veces sobre la relación entre la naturaleza y el arte; acerca del género del paisaje. Recuerdo Las consecuencias del buen gobierno…del siglo XIV, La virgen de la las Rocas de Leonardo bajo ese clima de envolvente silencio; la ruptura de los impresionistas, la rebelión contra el género de las vanguardias históricas, el land art… La percepción de la naturaleza cambia conforme a los movimientos en la historia de las mentalidades: descubrimientos de territorios, avances de la ciencia, la generación y ruptura de mitos y nuevas realidades. Aunque naturaleza no es lo mismo que paisaje. Cabutti precisamente, recala en él para hablar de la percepción del estado de las cosas en este hábitat que inoportunamente estremece y arrebata la calma.

Un perro observando, un barco que se hunde. Todo está suspendido. Recuerdo entonces El estado de las cosas de Wenders: un equipo se encuentra filmando Los sobrevivientes y queda varado en Portugal, el director busca una salida al problema y así se desarrolla la película… mientras tanto Marcela Cabutti exclama en silencio en un ambiente donde todo flota y en un espacio donde por fortuna se retoma el juego: mira cuántos barcos aún navegan…”

Lara Marmor, septiembre de 2008

Marcela Cabutti (La Plata, 1967). Licenciada en Artes Plásticas por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad  Nacional de La Plata (UNLP) y máster en Diseño y Biónica por el Instituto Europeo de Diseño de Milán. Expone individualmente y colectivamente desde 1992 en galerías, ferias  y museos como la Galería del Infinito (CABA), Fundación Klemm, Fundación OSDE, Muntref (Museo de la Universidad Tres de Febrero), Museo Castagnino de Rosario, Fondo Nacional de las Artes y la Spanierman Gallery. Se destacan sus intervenciones en espacios públicos como Ikebanas para Nordelta comisionada por Consultatio, Colibrí para la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de San Isidro, Homenaje al Cardo para la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rafaela, Santa Fe, Flor del Secreto, donada al Museo de Arte del Tigre, Jardines Flotantes Post Monet (Nenúfares) para la Municipalidad Tigre, Pasionaria en Puerto Madero (proyecto ganador del Premio Arnet a Cielo Abierto 2009) y Ricordati, le barche navigano ancora! en Lungo Lago de Pisogne, Italia. Ha realizado residencias en La Cristalería San Carlos, Fundación Médici, Holanda y en el Columbus College Art & Design, Ohio en 2000. Fue distinguida para perfeccionarse con la Beca de la Fundación Antorchas 1995-1997/1997-1998 y la Beca del Delfina Studio Trust  1997-1998. Actualmente es docente de la Universidad Nacional de La Plata y es coordinadora general de la Residencia para Artistas, Programa Arte e Industria para el  Museo del Ladrillo y Fundación Espacio Ctibor de La Plata.